De la competencia entre empresas hacia la competencia entre cadenas de valor
La forma de hacer negocios ha cambiado considerablemente en las últimas décadas, especialmente en el sector agro-alimentario. Se mencionan varias razones para esta evolución: la apertura de las economías a nivel mundial, la globalización, la consolidación del sector privado y del capital, el desarrollo acelerado de las tecnologías de comunicación, el crecimiento de la población, el éxodo hacia las zonas urbanas, una clase media creciente, ciudadanos más empoderados, el cambio climático, la extinción de recursos naturales, etc.
En el sector agro-alimentario estas evoluciones se han traducido en un cambio de poderes dentro de las cadenas de valor o de abastecimiento. El poder o el liderazgo dentro de la cadena se ha desplazado en un primer momento de la oferta hacia la demanda. O sea, lo que se produce y la manera cómo se produce son determinados por los consumidores y los actores mas cercanos a estos que son los distribuidores. En este sentido no ha sido solamente la evolución al menor precio posible para el consumidor y la innovación rápida y continua para complacer o ganarse al consumidor que se han dado. También la inocuidad alimentaria se está manifestando como uno de las exigencias más importantes para productos agro-alimentarios. Pero también la estandardización de los productos o sea la homogeneidad de los productos en cuanto a tamaño, color, sabor y forma es de suma importancia. A estos se suman, estos últimos años, las exigencias de los consumidores relacionadas al futuro del planeta, buscando una reducción del impacto del sistema agro-alimentario sobre el cambio climático, el deterioro del medio ambiente y el agotamiento de los recursos naturales. Y, dentro de estas búsquedas de un mundo más sustentable, por último han surgido también exigencias relacionadas con la remuneración aceptable de todos los actores involucrados dentro de las cadenas de valor, especialmente los agricultores.
Estos factores han inducido una redefinición del concepto de la competencia entre actores dentro del sector agro-alimentario. Donde antes la competencia se ubicaba entre empresas parecidas (por ejemplo procesadores), hoy en día la competencia se encuentra cada vez más entre cadenas. Ninguna empresa dentro de una cadena puede por sí solo garantizar la inocuidad de un producto, tener todas las capacidades y recursos para la innovación rápida de un producto y/o reducir el impacto sobre el medio ambiente o el cambio climático. Unilever que, dentro de las cadenas de abastecimiento, es un líder por la fabricación de marcas A por ejemplo ha calculado que, de la huella de carbono de la empresa, el 26 % proviene de los agricultores que producen las materias primas mientras que el 68 % proviene de los consumidores y que las emisiones de la fabricación de los productos, la distribución y la eliminación de desechos son relativamente menores. En este sentido, la colaboración entre los diferentes actores de una cadena de abastecimiento para minimizar el impacto, en este caso sobre el cambio climático, es indispensable para llegar a resultados significativos.