“Los productores saben mucho por tener más experiencia en el cultivo del café. Pero ahora nos buscan para apoyarlos en mejorar su producción,” cuenta Ediño Ojeda, socio y técnico de 29 años de la cooperativa La Prosperidad de Chirinos. Su trabajo como inspector técnico es parte de los servicios que ofrece la cooperativa a sus asociados y contribuye a que las familias obtengan hasta 20% de ingresos anuales adicionales, por vender más y mejor café de especialidad.
“Me inscribí en la cooperativa a través de mis padres, aunque ellos no querían” explica, recordando como hace unos años ser caficultor era sinónimo de pobreza en la zona. Las oportunidades para los jóvenes eran escasas en el campo, pero mientras terminaba de estudiar en el instituto local, La Prosperidad lo reclutó junto a otros jóvenes hijos de socios para trabajar en nuevas áreas profesionales del negocio. Ahí tuvo la oportunidad de participar en pasantías, liderar nuevas líneas de productos, presidir un comité e integrar la Escuela de Líderes.
La trayectoria de Ediño en La Prosperidad es parte de una estrategia de la cooperativa para lograr junto a hijos de socios la sostenibilidad del negocio. Así, las apuestas comerciales seguirán en manos de jóvenes talentos.