Del 6 al 25 de septiembre 2015, un grupo de 12 jóvenes, mitad mujeres, mitad varones, estuvo visitando Bélgica para participar en la campaña de recolección de fondos de la organización Zuiddag para financiar su proyecto. Durante un día, unos 15,000 jóvenes trabajan y donan su pago a Zuiddag para financiar proyectos con jóvenes en países del Sur. Este año, los fondos, unos 250,000 euros, servirán para financiar un proyecto que involucra a 150 jóvenes, hijos e hijas de socios de la cooperativa cacaotera La Campesina de Matiguas, Matagalpa.
Les dejamos algunas impresiones en caliente de lo que vivieron y sintieron estos jóvenes durante su estadia…
Algunos momentos incómodos…
“Los jóvenes en Bélgica se quedaban sorpendidos cuando hablamos en nuestras presentaciones en los colegios, de los problemas del machismo, de la calidad de la educación, de la falta de carreteras asfaltadas y de puentes hasta de la falta de luz en algunas comunidades. También, se sorprendían cuando les decíamos que aquí hay muchos jóvenes que se casan o tienen hijos a los 15 años.”
“Me tocó hacer una presentación en una iglesia frente a un montón de hombres que además no entendían mi idioma y fue muy difícil porque hablaban entre ellos hasta que el traductor les llamó la atención y les dijo de respetarnos. Otro día que me sentí chiquitita es cuando nos llevaron a una feria de la comida sostenible y no había traductor. Debíamos hacer una hamburgesa sostenible para alimentar el próximo billón de personas en el planeta pero no entendíamos absolutamente nada. Nos dieron a probar una hamburguesa que supuestamente era hecha con insectos pero la comimos igual y después nos confesaron que en realidad era de verduras.”
“Nos llevaron a visitar una finca de ganado lechero. Lo hicieron con mucho orgullo pensando que nos ibamos a emocionar y decir qué bonito pero, a nosotros, nos pareció terrible cómo tratan a los animales. Cuando una vaca ha tenido 4 partos, la matan, así de sencillo. Había un toro que había pasado su cabeza por un hoyo en el muro y parecía que le salían lagrimas. Hasta la que nos traducía, no quería quedarse más tiempo. Realmente, si nosotros no necesitaramos comer cada vez más carne, con las vacas que se crian en campo libre, sería suficiente. Esa es la parte mala del cuento, que los verdaderos animales somos nosotros.”
“Igual en el zoológico, los animales están tristes, se ve que buscan cómo salir. Pero, tal vez si nosotros no quisieramos tener la diversión de ver muchos animales en un mismo lugar, no habría zoológico con animales encerrados.”
“Otro momento difícil fue cuando, el ultimo día, nos detuvo la policia en el tren y creían que eramos ilegales porque no teníamos visa, porque en realidad los nicaragüenses no necesitamos visa en ningún país europeo. Nos bajaron 2 estaciones después de nuestra parada y nos tuvieron un buen rato hasta que llamó alguien de nuestra familia de acogida y después tuvimos que regresar por nuestra cuenta. Otros se quedaron detenidos en el tren por media hora arriba de un puente altísimo. Pero en realidad todo fue muy bonito y único porque si nadie hubiera hecho nada emocionante, no hubiera sido tan envidiable el viaje.”