Los negocios inclusivos son iniciativas empresariales económicamente rentables, con un impacto positivo a nivel social y ambiental. En la práctica, las empresas privadas incorporan en su cadena de valor a organizaciones de productores de bajos ingresos, dándoles así una oportunidad de mejorar su calidad de vida. Es importante de no confundir la inclusividad, con la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Existen muchas empresas en el país que desarrollan programas de RSE pero no quieren tocar aspectos del negocio, especialmente temas como la negociación de precios, estándares de calidad o la formalización de las relaciones.
Cuando se toca el corazón del negocio (core business), para mejorar el impacto social de la empresa, se habla de un modelo de negocio más inclusivo, el cual tiene que ver mucho con “shared value creation” (o la creación de valor compartido). Algunos ejemplos de modelos de negocio con mayor inclusividad constituyen el crecimiento de la Cooperativa COOSMPROJIN como proveedor principal de lechuga de una cadena de supermercados (con contrato formal) y la recompensa en precio por producir hortalizas certificadas con Buenas Prácticas Agrícolas. Otro caso es el compromiso de Ritter Sport de escalar su modelo de inclusividad con otras cooperativas proveedoras de cacao.