En el sur de la capital ecuatoriana, Quito, una iniciativa barrial da vida a un proceso participativo en el que tanto consumidores como productores fortalecieron vínculos que trascienden la compra y venta de productos agroecológicos, conformando un espacio de formación y construcción de consumo responsable, prácticas sostenibles y resilientes.
En 2017, después de varias experiencias personales y de grupo, se concibió un modelo de economía social y solidaria que tenía como objetivo principal promover y consumir alimentos sanos, directamente de los productores. Fue así como se conformó la Cooperativa de Consumidores.
Cada una de las características fue definida de manera participativa y desde un inicio se determinó la realización de asambleas semestrales en las que consumidores y agricultores fijan los precios de los productos, de los productores y se define un porcentaje para la distribución, pero ese monto no puede encarecer o dejar sin acceso a los consumidores de los sectores más vulnerables, porque el lema es: “alimentarse sano y sin exclusión”, así lo explica Roberto Guerrero, gerente de la Cooperativa Sur-siendo Redes y Sabores.