Quito, capital de Ecuador, desde el pasado 2 de octubre se convirtió en una de las pocas ciudades en Latinoamérica en firmar una estrategia alimentaria que promueve la sostenibilidad, diversificación, resiliencia, inclusividad, y alineación ante los desafíos mundiales contra el hambre y la desnutrición.
Al igual que la mayoría de las ciudades en el mundo, la ciudad enfrenta el desafío de alimentar a una población de más de 2,5 millones de personas, predominantemente urbana (72%), y con niveles de desnutrición crónica infantil del 29%, y un 63% de sobrepeso y obesidad en adultos. Además, Quito genera 2.100 toneladas diarias de basura de las cuales el 57% corresponde a desechos orgánicos sin tratamiento.