Desde hace algunos años, en la región peruana de Junín resurgió el interés por el cacao nativo. Aunque comunidades ancestrales como la Asháninka, la Nomatsiguenga y la Kakínte domesticaron el cultivo local y fueron las primeras en utilizarlo hace cientos de años en San Martín de Pangoa, años más tarde, en esta misma zona, iniciativas productivas introdujeron algunas variedades de cacao como alternativa a la economía ilícita de la coca. En las últimas décadas, esto dividió a los productores en dos: quienes usaban y conservaban el cacao montaña o “nativo fino de aroma” originario de la zona y quienes usaban el híbrido trinitario, más conocido como "clon introducido".
Los partidarios de los híbridos trinitarios alaban su rendimiento, pero quienes prefieren el cacao nativo destacan sus notables cualidades organolépticas, sus notas frutales, cítricas y a nueces, preferidas por la industria de chocolatería fina. Debido a la mejora de ingresos que promete el cacao "nativo fino de aroma" la cooperativa Pangoa promueve su cultivo y ante la popularidad de los "clones introducidos" decidió combatir fuego contra fuego. Así vienen trabajando con una selección de los mejores árboles nativos de la zona para crear sus propios "clones de cacao nativo". ¿Cómo esta ganando la batalla el cacao nativo de Pangoa? Te lo contamos en esta nota.