Hace más de 500 años, el político y pensador inglés, Tomás Moro, bautizó como Utopía a una isla donde funcionaba el gobierno perfecto. Desde entonces quedó este nombre para designar a aquellos proyectos deseables y de difícil o imposible realización.
Con esta idea en mente, hace ocho años imaginó John Jatch el paraíso que quería construir en aquel terreno de 7 hectáreas (10 manzanas) que compró en la aldea Semil, en Lanquín, Alta Verapaz, a casi 300 kilómetros de la capital de Guatemala, y que estaba maltratado y sembrado solo de milpas. Tan difícil parecía que bautizó como Utopía a su finca.
La utopía se hizo realidad. Actualmente la finca posee unos 20,000 árboles, de los cuales 2,000 son de cacao, combinados con unas 200 especies de maderables y frutales como mango, plátanos, banano, aguacate, cítricos, zapote, y especies como pimientas, jengibre, canela y vainillas.
La finca Utopía logró convertirse en un paraíso terrenal en el que se integra el cacao como un elemento histórico, turístico, ambiental, económico, y social.
Utopía tiene un Eco Hotel que ofrece a sus visitantes un tour del cacao que incluye caminata por dos kilómetros de senderos ubicados entre los árboles de cacao, donde se muestra el fruto y se explica su historia. Luego se trasladan a los turistas a la cocina donde se les enseña cómo procesar de forma artesanal el cacao y cómo llevar el “nibs” (cacao tostado y triturado) al chocolate, usando sólo azúcar.