Al cierre del mes patrio, Lima estuvo a punto de perder su más emblemática conexión con el campo por darle la espalda a los productores. Un domingo, último día de julio caducaba el permiso de Agroferias Campesinas para continuar operando en el Puericultorio Pérez Araníbar, donde 3 500 consumidores de varios distritos de la urbe van a comprar todas las semanas.
La Beneficencia de Lima, administradora privada del Puericultorio, ya les había pedido las llaves del recinto ferial ubicado en el distrito de Magdalena, donde encontraron un nuevo hogar a inicios de la pandemia, acusando “falta de instrumentos legales y/o documentos que legitimen” la ocupación. La consulta sobre cómo continuar fue respondida recién al cierre de un día muy triste, por el alcalde del distrito: “Agroferias se queda en Magdalena y cuenta con todo mi apoyo” reza su Tweet. Llegó un día después de que se pasara la voz entre los caseros y productores, que la ciudadanía comenzara a reunir firmas y que se pasara la voz por redes sociales. El gerente de Agroferias explica la propuesta de fondo sobre la que se desea avanzar: