Producción sostenible, única salvación para el Lago de Apanás

Producción sostenible, única salvación para el Lago de Apanás

22/03/2021

En 1964 se inauguró en Nicaragua uno de los proyectos hidroeléctricos más importantes de Centroamérica que cambiaría por completo el paisaje de una ciudad, al construirse un exitoso embalse de 54 km² para fines energéticos. Sin embargo, más de medio siglo después, este agoniza por malas prácticas agrícolas y los efectos del cambio climático. Esta es la primera entrega de la historia del Lago de Apanás, el primer lago artificial del país hoy en peligro de extinción y de un enfoque que busca su conservación.

En el departamento de Jinotega (norte), cerca del valle de La Cruz, rodeado de montañas y neblina se encuentra este lago artificial que es el principal generador de energía para la red eléctrica nacional y representa el 35% del consumo total de Nicaragua. Con el paso de los años, además, sus aguas se convirtieron en el principal soporte para las actividades de 3.500 caficultores y otros 3.000 agricultores dedicados a la producción de hortalizas.

Su importancia para la seguridad alimentaria nacional se resume en que de sus alrededores proviene el 60% de las hortalizas que se consumen en los principales mercados y supermercados del país, así como en restaurantes y comercios vinculados a la alimentación que adquieren lechugas, tomates, chiltomas, cebollas y repollos entre otros productos provenientes de las orillas del lago. Asimismo, el embalse representa todo para los pocos pescadores artesanales de la zona.

Bismarck Gutiérrez tiene 30 años y es productor de la comunidad El Mojón, en Jinotega. A su finca, situada en la parte alta de las montañas que rodean el Lago de Apanás, solo se puede acceder con vehículos todoterreno. Nos comparte sus anécdotas: “Que yo recuerde este lago tenía buen caudal". Escucha el primer episodio preparado por Jorge Hurtado, comunicador en periodismo de soluciones.

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Su importancia igualmente es ambiental: al crearse un hábitat en torno de un lago artificial se desarrolló con el tiempo un ecosistema que hoy alberga una gran biodiversidad y es sitio de anidación de aves migratorias durante algunos meses del año.

Por ello, en 2001 fue declarado Humedal de Importancia Internacional o sitio Ramsar, según la Convención del mismo nombre patrocinada por la Unesco. Especies como el guapote, la tilapia, mojarras, garzas y patos encontraron un hogar al crearse el cuerpo de agua que es alimentado por las corrientes de ocho ríos, entre ellos ríos Jigüina, Mancotal y Tuma.

Especies como el guapote, la tilapia, mojarras, garzas y patos encontraron un hogar al crearse el cuerpo de agua que es alimentado por las corrientes de ocho ríos, entre ellos ríos Jigüina, Mancotal y Tuma.

Pese a que el Lago de Apanás ofrece paisajes pintorescos con aguas calmas e islotes rodeados de magníficas montañas dignas de ser fotografiadas, bajo sus aguas comienza a evidenciarse el progresivo deterioro a raíz de los múltiples usos que se le da.

Katia Montenegro, jefa del área de investigación del Centro para la Investigación en Recursos Acuáticos de Nicaragua (CIRA/UNAN-Managua), llegó a estudiar el lago hace unos años a pedido de la Empresa Nicaragüense de Electricidad (ENEL).

Montenegro comenta que el principal factor que está afectando el lago es la sedimentación, un fenómeno producido por la erosión de los suelos aledaños provocada por las actividades agrícolas de la zona y la deforestación.

De acuerdo con la investigadora, “la sedimentación, es decir la deposición del material suspendido que llega al fondo del embalse, provoca en primer lugar el arrastre de contaminantes como metales o residuos de plaguicidas, pero causa problemas de sólidos en suspensión en el ecosistema afectando la calidad organoléptica responsable de la turbidez del agua. El agua es más turbia, más sucia, digamos”.

Según Montenegro, pese a que la sedimentación no es un problema nuevo esta ha desgastado el embalse en los últimos años, limitando su capacidad de producción de oxígeno y eventualmente su uso para las actividades agrícolas.

“Las aguas turbias son aguas menos productivas en términos de producción de oxígeno por las algas, por el fitoplancton, que es la base de la cadena alimenticia en los recursos acuáticos”, destaca.

Domingo Rivas. Fotografia: Gerard Sagastume

A su vez Domingo Rivas, un catedrático que ha estudiado la zona, advierte que “esta erosión en los terrenos agrícolas repercute en el sedimento transportado hacia el lago, lo cual va a afectar en un futuro la capacidad de generación hidroeléctrica y los productores van a sufrir directamente una pérdida en su capacidad de producción”.

“Algunos hablan incluso de que ya hay una pérdida en la capacidad de almacenamiento de agua hasta de un 50%”, agrega.

MASLAGO, un enfoque de producción sostenible

Norvin Palma es un habitante de Jinotega y responsable de proyectos de La Cuculmeca, una organización social y ambiental de la zona que comparte mesa en MASLAGO. Al igual que el resto de jinoteganos, él está consciente de la importancia de este lago para su ciudad y cuando en 2016 supo que Rikolto, otra organización que trabaja en la sostenibilidad ambiental buscaba instituciones interesadas en rescatar el Lago de Apanás, no dudó en sumarse.

Empresas privadas, diversas organizaciones no gubernamentales (ONG) ambientalistas, productores, universidades, comunidad indígena y algunas instituciones del Estado se sumaron a las convocatorias que no pretendían encontrar a los culpables del problema, sino las soluciones al mismo.

Para ello Rikolto propuso crear una plataforma multiactor denominada MASLAGO usando la Gestión Integrada del Paisaje, una enfoque elaborado por EcoAgriculture Partners.

“Comenzamos a compartir la información que cada actor tenía y la que nos brindaron las universidades. Fue esa alarma la que impulsó la unión entre los diferentes sectores”

Norvin Palma Coordinador de proyectos en La Cuculmeca

En un inicio Rikolto y La Cuculmeca mapearon actores locales y al menos 20 instituciones que podrían estar interesadas en realizar acciones para combatir la sedimentación y contaminación del Lago de Apanás, respondieron a la convocatoria.

“Desde ese enfoque no es que se pretenda que no se produzca, sino que se haga de una manera diferente. Es darle un enfoque distinto a la producción en su entorno: una producción más sostenible, una producción más amigable con la naturaleza y el lago mismo”, agrega Palma.

Define a MASLAGO como un grupo “dinámico y libre” donde cada organización miembro realiza un trabajo voluntario enfocado y colaborativo para encontrar una solución a un problema que afecta a un cuerpo de agua en agonía, así como a la vida de miles de nicaragüenses.

Los expertos en Gestión Integrada del Paisaje agregan que lo que se busca es “construir relaciones colaborativas abordando de forma explícita las sinergias entre actores y entre diferentes áreas geográficas, así como las compensaciones que eventualmente puedan ser necesarias dentro del proceso de uso y manejo del paisaje”.

Entre todos decidimos elaborar un plan de acción en una de las ocho microcuencas del Lago de Apanás que es la microcuenca Sisle. Ahí comenzamos a converger todos y dijimos ‘está bien, con los recursos que tenemos enfoquémonos ahí en esa microcuenca para que tengamos algunos resultados’
Guillermo Gutierrez Coordinador de proyectos de Rikolto

En Nicaragua, una vez creado el grupo MASLAGO, se desarrolló un plan de acción sostenible de la zona alrededor del Lago de Apanás, centrados en ayudar a los productores a mejorar sus ingresos económicos, aplicar mejores prácticas agrícolas y generar hortalizas más saludables para el consumidor final, por medio de la creación de una alianza entre cuatro cooperativas de productores hortícolas.

Guillermo Gutiérrez, coordinador de MASLAGO por Rikolto, explica que la plataforma permitió identificar acciones que estaban realizando alguna de las organizaciones participantes y que otros desconocían, pese a la cercanía del área de intervención y de estar situados en la misma ciudad. “Eso permitió tener sinergias y financiar todas esas acciones”, asegura.

Fincas modelo, una ventana de acciones replicables

En 2019, MASLAGO seleccionó un área de 24 km2 denominada “vitrina” en el enfoque de Gestión Integrada del Paisaje y la delimitaron con siete fincas modelo ubicadas en una microcuenca conocida como San Antonio de Sisle, que está compuesta por dos ríos que se unen y drenan sus aguas hacia el Lago de Apanás. Para seleccionar estas fincas sus dueños debían estar asociados a una cooperativa, contar con cinco a 10 manzanas de terreno en producción agrícola y tener al menos algunas prácticas ambientales adecuadas.

“Encontramos que estas fincas que manejan de tres a cinco prácticas ambientales son menos vulnerables al cambio de los precios o la afectación del clima en algún cultivo”, comenta Domingo Rivas, quien conoció al grupo MASLAGO como docente universitario y contribuyó con los productores en la implementación de prácticas sostenibles.

Entre las principales prácticas que fueron enseñadas a los productores, Rivas subraya:

  1. La no quema: consiste en incorporar los residuos de la cosecha anterior en la tierra a utilizarse en la cosecha actual.
  2. Cultivo en contorno: hacer surcos en la siembra de forma perpendicular, lo que impide que el agua fluya pendiente abajo rápidamente.
  3. Barreras vivas: son obstáculos sembrados en la pendiente como piñas, pasto y árboles.
  4. Zanjas de drenaje: hoyos para captar agua. En caso de mucha lluvia permiten evacuar el agua en exceso para que el terreno no se dañe.
  5. Cercos vivos: sembrar plantas vivas como linderos de la finca. Sirve como hábitat de aves o animales.

José María Torres es un productor que habita en San Antonio de Sisle. Desde su finca ubicada a unos 1.200 metros sobre el nivel del mar tiene una vista privilegiada del Lago de Apanás. Vive en una de las partes más altas de la microcuenca y fue seleccionado para ser parte del programa de fincas modelo. En los últimos meses ha recibido la visita de estudiantes y académicos en un intercambio que nunca antes había sostenido en esta remota región del norte del país.

Aquí están los nacimientos, los ojos de agua, yo tengo un ojito de agua que es el que protejo y cuido. A lo mejor eso hace que mi finquita sea finca modelo, el ojito es importante para el río San Antonio de Sisle. Hay un pequeño bosque pero no saco leña, lo vivo cuidando y protegiendo

José Maria Torres Productor

José María se dedica con su familia a cultivar maíz, frijoles, papa, repollo, lechuga y chiltoma. Reconoce que el paisaje ha cambiado considerablemente en los últimos años debido al avance de la frontera agrícola y el despale. “He sembrado aproximadamente unos 500 árboles pegado al bosquecito natural y han crecido y ahí se les da mantenimiento. El cuido es no cortarlos. Eso no necesita fertilizantes, no necesita riego. Solo cuidarlo, no cortarlo”, insiste en medio de una plantación de papas.

Además del apoyo de los universitarios que han llegado con MASLAGO a su finca, José María Torres recibió recursos como herramientas para que aplique las buenas prácticas tanto en el campo como en su hogar. En su cocina, por ejemplo, se ha instalado un Ecofogón que sirve para reducir a la mitad la demanda de leña para consumo familiar y tiene un escape que permite que el humo salga hacia el exterior y no sea respirado por los miembros de su familia.

Bismarck Gutiérrez tiene 30 años y es productor de la comunidad El Mojón, en Jinotega. A su finca, situada en la parte alta de las montañas que rodean el Lago de Apanás, solo se puede acceder con vehículos todoterreno. Nos comparte sus anécdotas: “Que yo recuerde este lago tenía buen caudal.

Me acuerdo que mi papá decía ‘se está llenando de agua hasta arriba’ y en realidad era agua. Ahora se llena, pero no es de agua sino de mucho lodo, suciedad”, lamenta Gutiérrez, quien desde su finca puede divisar el lago artificial.

“A veces como productores nos da pereza fijarnos en la afectación. Por ejemplo, las aguas mieles del café y todo eso que se deposita en el río y va a dar al lago. Prácticamente allí llega toda la basura y todos los desechos que nosotros hacemos”, reflexiona el agricultor.

Me acuerdo que mi papá decía ‘se está llenando de agua hasta arriba’ y en realidad era agua. Ahora se llena, pero no es de agua sino de mucho lodo, suciedad”

Junto a Bismarck está Darwan Rizo, asesor técnico de una de las cooperativas locales, COOMSEPODA, quien asesora a los agricultores acerca de las buenas prácticas que deben aplicar en sus fincas si quieren conservarla. “Esto es una cuestión de actitud de las personas y de los productores, porque estas cosas tienen que ver con el tradicionalismo que radica en que si mi abuelo cultivaba de esa forma yo sigo cultivando. Pero viendo el aspecto del cambio climático hay que hacer mejoras”, asegura.

Rizo admite que el esfuerzo apenas inicia y que en esta zona al menos el 25% de productores se están involucrando. MASLAGO tiene pendiente un mayor alcance, mientras miden los primeros resultados con fincas modelos como la de Bismarck.

“Buscamos que estas fincas sirvan de aprendizaje, como espejo para que las otras colindantes adopten estas prácticas. Estamos comenzando apenas y esto es un trabajo duro, pero creo que la gente a medida que la vaya golpeando el factor climático irá adaptando esta tecnología”, sostiene Rizo.

Para más información sobre este proyecto contactar a:

Guillermo Gutierrez
Guillermo Gutierrez
Asesor estratégico del Programa Sistemas Alimentarios Sostenibles en Ciudades | Centroamérica

Redacción: Jorge Hurtado - Consultor en Periodismo de Soluciones | Fotografias: Inti Ocón.