Repensar y reconstruir. Esta es la consigna de muchas ciudades en tiempos de Covid. Hoy garantizar alimentos durante la crisis sanitaria implica reconocer el rol que los gobiernos locales tienen para alimentar a las ciudades.
Para contribuir a la difusión de experiencias Rikolto, junto con la FAO, RUAF, ICLEI y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente; organizaron el seminario "Ciudades y Covid-19: acceso a los alimentos para comunidades vulnerables en la práctica".
Celebrado el 15 de mayo, el evento presentó los casos de Quito, Kampala y Nueva York, ciudades que hoy hacen frente a la pandemia construyendo sistemas alimentarios urbanos más sostenibles, inclusivos y resilientes.
Según una encuesta de la FAO aplicada a la fecha a casi 500 gobiernos locales y sub-nacionales, las medidas que más afectaron a los sistemas alimentarios urbanos durante la pandemia han sido la suspensión de las comidas en las escuelas; el cierre de restaurantes, comedores y establecimientos de venta de alimentos en la calle; restricciones en el acceso a las tiendas/mercados y en el uso del transporte público.
Algunas de las medidas clave adoptadas por los gobiernos locales incluyen el establecimiento de centros de alimentación, la creación de comercio electrónico, la coordinación entre el sector privado y los agentes no gubernamentales y la vigilancia de la disponibilidad y los precios de los alimentos en los mercados alimentarios urbanos.
“Las ciudades con alta densidad poblacional son particularmente vulnerables a la pandemia, pero muchas de ellas no tienen la capacidad adecuada para enfrentar los cambios de sus sistemas alimentarios”, explicó Jamie Morrison, Líder del programa de Sistemas Alimentarios de la FAO.
Esta situación ha desnudado la vulnerabilidad de las ciudades, en particular para un 1.9 billón de personas que vive en congestionados y superpoblados asentamientos urbanos informales.
“Es urgente adoptar medidas para garantizar que las funciones de los sistemas alimentarios urbanos no se vean afectadas por las medidas adoptadas para prevenir la propagación del virus”, destacó el experto.
Como parte del marco de acción de la Agenda de Alimentación Urbana de la FAO, algunos lineamientos recomendados para fortalecer los sistemas alimentarios urbanos son mantener cadenas de suministro más cortas, crear planes de protección social y adquisición pública de alimentos inclusiva, garantizar la distribución eficiente de alimentos saludables, mejorar el acceso a espacios verdes, reducir de las pérdidas y el desperdicio de alimentos.
Igual de central resulta garantizar la sinnergia entre actores: "La creación de un mecanismo de gobernanza local de la alimentación, con múltiples actores y sectores, sirve como plataforma flexible e inclusiva para asesorar a los gobiernos locales y determinar prioridades específicas adaptadas a las necesidades locales".
La emergencia de salud pública generó una crisis sin precedentes en Nueva York (EEUU). El Covid congeló la actividad económica en todo el país, arrojando a millones de estadounidenses al desempleo. Esta situación contribuyó al aumento de la inseguridad alimentaria aumentando de 1,2 millones de personas a una proyección de 2 millones de personas a principios de mayo.
Para hacer frente a la emergencia, la administración se centró en dos líneas de trabajo: posibilitar la seguridad alimentaria y garantizar la continuidad de la cadena de suministro de alimentos respetando las medidas de seguridad.
“Los ciudadanos que lo necesiten pueden suscribirse a un programa de comidas a domicilio de emergencia a través de diferentes canales”, señala Kate MacKenzie, Directora de Política Alimenticia en la Oficina del Alcalde de Nueva York. En estrecha colaboración con los gobiernos estatal y federal, asi como con diversas partes interesadas, la ciudad elaboró políticas específicas y estableció una arquitectura de nueve centros de distribución de alimentos en los que se despachan cajas de comida que luego se distribuyen a los destinatarios por medio de taxis, quienes encuentran allí una fuente alternativa de ingresos.
Las modalidades de pick-up y delivery funcionan en escuelas, despensas de emergencia, pero también con el apoyo de organizaciones sin fines de lucro locales.
"A la fecha se han entregado más de 22 millones de comidas a través de las diversas modalidades. Un total de 520 escuelas distribuyen comidas para niños y adultos.”
La funcionaria destaca que impulsar soluciones alimentarias en la ciudad ha sido un trabajo en equipo, multisectorial y multiagencial. “Tener diferentes perspectivas ahora es esencial para nosotros”, concluye MacKenzie.
“Durante el día, Kampala alberga a cinco millones de personas, el 70% de las cuales están empleadas en el sector informal” destacó durante el encuentro Esau Galukande, Director Adjunto de Producción y Mercadeo en la ciudad de Kampala (Uganda).
El nivel de informalidad de la ciudad, principalmente vinculado a los mercados, fue uno de los factores que alertó a las autoridades urbanas sobre la necesidad de asegurar el acceso a los alimentos como parte central de la respuesta a la pandemia durante el bloqueo. Dado que son la principal fuente de alimentos para la población, el Gobierno de Uganda tomó medidas para descongestionar los mercados, promoviendo entregas delivery, y dictando medidas para salvaguardar los medios de vida de los vendedores.
Como parte de la estrategia, se suspendieron los mercados estacionales y móviles, pero se permitió que los 84 mercados permanentes de la ciudad funcionaran con arreglo a protocolos de seguridad, tales como medidas de distanciamiento. Por este motivo el número de vendedores se ha reducido en un tercio.
Tras consultas con los vendedores y los operadores de comercio electrónico, se establecieron diferentes opciones para la entrega de alimentos. Se alentó a las plataformas de comercio electrónico a que incluyeran alimentos frescos y se las vinculó con los vendedores participantes. “Tenemos varios operadores de este servicio en la ciudad, tales como Jumia, Safe Boda, Zoctu, quienes alcanzaron ventas aceptables.”
Por otro lado, se promovió que los ciudadanos que fueran clientes regulares en el mercado local obtuvieran los números de contacto de sus vendedores, para proporcionarles una lista de compras. A continuación, los productos se entregaban con un ciclista de confianza o "boda-boda" (motocicleta). Gradualmente este sistema ha asegurado ventas, pero también puestos de trabajo, e incluso creado nuevos a lo largo de la cadena de distribución.
Los tres principales mercados manejan un promedio de 20,000 clientes bajo el nuevo sistema. Más de 400 ciclistas se han unido a las entregas por delivery. Además, participan por lo menos 200 personas empacando, o en otras labores, para distribuir el alimento a los hogares.”
El Distrito Metropolitano de Quito (Ecuador), con una población mayoritariamente urbana (72%) y altamente dependiente de fuentes externas de alimentos, asumió desde algunos años el reto de garantizar el acceso a alimentos inocuos, nutritivos y asequibles para sus habitantes. Bajo esta consigna, desde el 2018 el Municipio de Quito junto a los actores de la plataforma del Pacto Alimentario de Quito (PAQ) desarrollaron una estrategia de resiliencia para enfrentar los peligros naturales y causados por el hombre que pudieran poner en riesgo la alimentación en la ciudad.
Esta estrategia ha sido puesta a prueba durante la pandemia y el PAQ ha coordinando activamente con el Centro de Operaciones (COE) Metropolitano para apoyar el suministro de alimentos.
David Jácome-Polit, Director Metropolitano de Resiliencia del Municipio de Quito, comentó durante el encuentro que como parte de la estrategia se analizaron los factores para la inseguridad alimentaria en la ciudad. Se elaboró una respuesta en varias escalas y etapas de la cadena alimentaria.
Según los resultados, explica Jácome-Polit, la producción de alimentos ha sido estable durante la primera etapa de la emergencia, pero hubo que restablecer la distribución y mejorar el sistema de almacenamiento de alimentos de la ciudad.
“El primer paso fue identificar y localizar a las poblaciones vulnerables para distribuir los fondos de manera más eficiente. Además, la administración ha estado supervisando el suministro de alimentos de la ciudad y la capacidad de producción de alimentos haciendo proyecciones mensuales de ventas y consumo para evaluar la disponibilidad diaria de alimentos.”
David Jácome-Polit
Director Metropolitano de Resiliencia del Municipio de Quito
Los bancos de alimentos y las donaciones privadas han cumplido un rol para ayudar a la ciudad durante la pandemia. Pero fueron las organizaciones vecinales y el Programa de Agricultura Urbana Participativa (AGRUPAR) piezas fundamentales para identificar a las y los ciudadanos que necesitaban asistencia, así como para reducir el número de personas que tenían que abandonar sus hogares para proveerse de alimentos.
El experto destaca el aporte ciudadano: “los vecinos han contribuido de manera activa a organizar la ayuda, pero también comunicar los esfuerzos, al interior y al exterior de la comunidad.” AGRUPAR produce actualmente 1.3 million de alimentos locales, frescos y ecológicos; un 57% de los cuáles es consumido por las familias urbanas que los producen y otro 43% es vendido a traves de redes de distribución a la comunidad, lo que constituyó una fuente de alimentos alternativa, a precio justo, para los sectores más vulnerables.
Como parte de las conclusiones, Charlotte Flechet, coordinadora del equipo internacional de Ciudades Inteligentes para la Alimentación de Rikolto destaco tres lecciones aprendidas presentes en las experiencias de Quito, Nueva York y Kampala:
¿Te lo perdiste? No hay problema, te compartimos la grabación y recuerda compartir estas lecciones para inspirar a todos los actores del sistema alimentario a tomar medidas hoy para el futuro de nuestra alimentación.