“Quienes visitan mi finca siempre me dicen lo hermoso que es este paisaje”, dice José María Torres, tratando de ocultar su orgullo. El agricultor y presidente de la cooperativa hortícola COOSMPROJIN no miente. Desde su propiedad de 3,5 hectáreas ubicada en una colina a 1.200 metros sobre el nivel del mar, se puede observar el lago Apanás, el tercero más grande de Nicaragua, en un marco de más de 50 tonos de verde.
En su “pequeña granja”, como la llama cariñosamente José, el aire fresco está por todas partes. Su casa está construida con tablones de madera y se asienta en la parte más alta del terreno, rodeada por un pequeño bosque por un lado y una parcela de repollo por el otro.
Al sentarse en la parcela se tiene una vista del lago, que es un depósito de agua artificial construido hace 55 años para generar electricidad. En 2001, la UNESCO declaró el lago sitio RAMSAR (un humedal de importancia internacional) para preservar su hábitat biodiverso. Lamentablemente, este hermoso paisaje está en peligro de desaparecer dentro de los próximos 5 años debido a los altos niveles de deterioro ambiental a los que ha estado expuesto.
Al sentarse en la parcela se tiene una vista del lago, que es un depósito de agua artificial construido hace 55 años para generar electricidad. En 2001, la UNESCO declaró el lago sitio RAMSAR (un humedal de importancia internacional) para preservar su hábitat biodiverso. Lamentablemente, este hermoso paisaje está en peligro de desaparecer dentro de los próximos 5 años debido a los altos niveles de deterioro ambiental a los que ha estado expuesto.
Nicaragua cuenta con aproximadamente 350.000 agricultores, 15.000 de los cuales cultivan hortalizas. El 90% son pequeños productores (0,5 a 3,5 hectáreas), y el 60% de estos pequeños agricultores están ubicados en Jinotega, el mismo departamento donde se encuentra el lago de Apanás.
Las organizaciones y agricultores asociados que trabajan en la cuenca de este lago entregan sus hortalizas al grupo Walmart Subway así como a otras cadenas alimentarias y pymes nacionales e internacionales. Está claro que el suministro de alimentos de la población de Jinotega y del resto del país está conectado con la vida de los de Apanàs.
En promedio, el 60% de las verduras que consumen los dos millones de habitantes de Managua se producen en el departamento de Jinotega.
En 2016, Rikolto estaba trabajando con otras cooperativas hortícolas como COOSMPROJIN, COOSEMPODA, SACACLÌ y TOMATOYA para transformar de manera sostenible sus modelos de producción, administración y comercialización. En ese proceso, se hizo evidente la relación entre prácticas como la deforestación, el uso ineficiente del agua, el mal manejo del suelo y el uso de agroquímicos, y su impacto negativo en el lago y su paisaje.
"En Rikolto, apoyamos a las organizaciones de agricultores para que prueben nuevas formas de colaborar con sus productores miembros y con el mercado en un esfuerzo por crear condiciones más favorables para sus miembros. Yendo más allá, los apoyamos para que se conviertan en actores activos y comprometidos en la cadena alimentaria. para que puedan influir en cambios a nivel político, por ejemplo." Guillermo Gutiérrez, Coordinador del proyecto MASLAGO de Rikolto.
En vista de esto, Rikolto propuso un nuevo enfoque para la “Gestión Sostenible del Paisaje”. Ese mismo año, Guillermo Gutiérrez, coordinador de proyectos de Rikolto, lanzó un grupo de múltiples partes interesadas llamado MASLAGO y apoyó sus reuniones.
MASLAGO promueve un enfoque innovador en la gestión del territorio, enfocado en crear soluciones colaborativas que alivien la creciente presión sobre los recursos naturales uniendo a los diferentes actores involucrados en la agricultura, la silvicultura, la energía, la pesca, la ganadería, el turismo y otros.
Norvin Palma, oficial de proyectos de La Cuculmeca, es parte del comité central que dirige la plataforma de múltiples partes interesadas. Según él, MASLAGO es un conjunto de entidades locales que de forma voluntaria trabajamos por un objetivo común: la protección y conservación del lago de Apanás.
Un paso decisivo en la configuración de la plataforma fue comprender los problemas del lago y determinar qué problemas el grupo podría abordar de manera realista. Esta priorización fue el resultado de una serie de reuniones entre actores comunitarios, un foro local y varios intercambios de información que generaron un entendimiento común. Todos los actores tenían claro que la contaminación y la sedimentación eran los problemas más urgentes que debían abordarse como grupo.
Actualmente, MASLAGO está integrado por 22 actores que representan a universidades, centros de investigación, cooperativas (hortícolas, pesqueras y cafeteras), la comunidad indígena, empresas proveedoras agrícolas y otras organizaciones con proyectos en la zona.
El primer problema, la contaminación, es causado por los desechos sólidos mal gestionados, como contenedores de plástico y latas de aluminio, provenientes de actividades agrícolas y no agrícolas. A esto se suma que grandes cantidades de agroquímicos y residuos líquidos del procesamiento del café llegan al lago a través de escorrentías o infiltración de aguas subterráneas, lo que puede tener efectos muy graves sobre la biodiversidad y la salud de la población circundante en el mediano plazo.
La segunda amenaza es la sedimentación. La deforestación (200 hectáreas por año) y las prácticas intensivas de uso de la tierra en áreas productivas hacen que los ríos Sisle, San Gabriel, Tomatoya y Jigüina depositen anualmente 4.000 toneladas de sedimentos en el lago.
"No voy a mentir. La deforestación y el crecimiento demográfico son grandes problemas”, afirma don José María, que ha plantado unos 300 árboles desde 2010, justo cuando empezó a cultivar hortalizas.
En las comunidades que rodean el lago de Apanás es una práctica común la tala de árboles para ampliar su área de siembra, construir casas y utilizarlos para cocinar. De esta forma, también se convierte en un medio para generar ingresos.
Reducir los procesos de erosión y contaminación que amenazan al lago son grandes desafíos. Sin embargo, los miembros de MASLAGO están acostumbrados a la magnitud de estos desafíos y ahora están unidos en sus esfuerzos.
La Asociación Nicaragüense de Formuladores y Distribuidores de Agroquímicos (ANIFODA) es parte de la plataforma.
“Todos los años organizamos una campaña de reciclaje de envases vacíos de agroquímicos. Con MASLAGO hemos podido ampliar nuestro alcance. Gracias a organizaciones como La Cuculmeca, la comunidad indígena, la Asociación Infantil Tuktan Sirpi y otras empresas privadas que han participado el año pasado. y este año hemos integrado a escuelas y otros actores comunitarios para recolectar no sólo contenedores, sino también papel, cartón y otros materiales contaminantes del medio ambiente”.
“Todos los años organizamos una campaña de reciclaje de envases vacíos de agroquímicos. Con MASLAGO hemos podido ampliar nuestro alcance. Gracias a organizaciones como La Cuculmeca, la comunidad indígena, la Asociación Infantil Tuktan Sirpi y otras empresas privadas que han participado el año pasado. y este año hemos integrado a escuelas y otros actores comunitarios para recolectar no sólo contenedores, sino también papel, cartón y otros materiales contaminantes del medio ambiente”.
La campaña educativa para la recogida y reciclaje de envases y otros residuos sólidos, es sólo una de las intervenciones conjuntas en las que participa MASLAGO. El Reciclaje “Campo Verde” es una de las actividades de ANIFODA que ahora se ha fortalecido con las organizaciones socias de MASLAGO. El Reciclaje “Campo Verde” es una de las actividades de ANIFODA que ahora se ha fortalecido con las organizaciones socias de MASLAGO.
Actualmente, la plataforma se encuentra en proceso de realización de estudios de sedimentación y contaminación para desarrollar planes ambientales, buenas prácticas agrícolas, prácticas de conservación de suelos y aguas, etc. Estos estudios se desarrollan en 7 fincas ubicadas en la microcuenca del río Sisle, que es una de los 8 afluentes que desembocan en el lago de Apanás.
Con estos estudios planean aprender a gestionar sustentablemente sus fincas y documentar el proceso para interesar a otros agricultores de la zona a replicar los modelos y prácticas que contribuyen a la conservación del lago y el bienestar de la población.
La Facultad de Recursos Naturales y Medio Ambiente de la Universidad Nacional Agraria (FARENA-UNA) lidera esta iniciativa.
“Estamos analizando los problemas que enfrentan los productores y mapeando las fincas para que sepan cuánta superficie tienen y cómo aprovecharla. También, para los cafetaleros, evaluamos cuánta cobertura forestal se necesita y la cantidad de secuestro de carbono. ".
“Los alumnos me recomendarán cómo puedo organizar mejor mi finca y cuánto suelo estoy perdiendo cada año por no haber plantado ninguna barrera natural para la pendiente del terreno”, dice Azucena Navarro, productora y vicepresidenta de COOSMPROJIN y un participante del proyecto piloto.
Además, se entregaron eco-estufas para reducir el uso de leña.
“Con la ecoestufa gano tiempo a la hora de cocinar. Utilizo un 80% menos de leña y no hay humo en la casa. ¡No podría pedir más!” Azucena dice entusiasmada.
Azucena, agricultora y vicepresidenta de COOSMPROJIN, muestra el ecofogón que se dispuso para el pilotaje en las fincas.
La ecoestufa utiliza materiales como la piedra pómez, un aislante térmico que ayuda a conservar el calor.
En el exterior, la ecoestufa está fabricada con zinc o una mezcla de piedra pómez y cemento. Esta estufa se conecta a una chimenea como extractor de humo natural, manteniendo el humo de la estufa fuera de la casa. Mientras tanto, el interior de la estufa está hecho de tal manera que el humo interno circula a través de pequeñas entradas de oxígeno, calentando así la placa de hierro de arriba.
Marcelo es de San Juan del Sur, una ciudad costera a lo largo del Océano Pacífico ubicada a unas 6 horas de Jinotega. Le apasiona lo que ha aprendido al vivir con agricultores en la parte montañosa del país.
“En Managua, hay muchos restaurantes y locales de comida rápida que necesitan estas verduras y lechugas... La falta de agua cambiaría lo que se cultiva en esta zona, virando hacia cultivos que utilizan menos agua, como los frijoles y el maíz. Esto afectaría significativamente el consumo de hortalizas como lechuga y repollo en la capital”, afirma.
La finca de Don José María está ubicada en la zona de recarga hídrica de los ríos San Antonio de Sisle y Sisle. También participa en este proyecto piloto, implementando diversas prácticas de conservación de suelos y bosques. Nos dice que está claro que cuando desaparezca el lago de Apanás, desaparecerán también las fuentes de agua de la finca. Eso podría significar que tengan que dejar de producir. “Si dejamos de producir ¿Qué comerán en Managua? Del mismo modo, si no compran nuestras cosechas, no podremos producir. Todo está conectado”, afirma.