Para muchas familias agricultoras de Ecuador vivir del café es un reto. Los costos de producción en este país son de los más altos de Latinoamérica. Se requiere de mucha paciencia y energía para que una planta de café rinda frutos, especialmente en las condiciones climáticas actuales.
Por ello muchos agricultores optan por el monocultivo, por plantas de mayor rendimiento o por abandonar la caficultura en su totalidad. La agricultura ecológica, que requiere aún más cuidados, a menudo no es una opción. De este modo, el café contribuye poco a un sistema alimentario justo. Pero puede ser diferente. Una buena alimentación también es posible gracias al buen café.
¿Por donde se empieza a cambiar el sector? Con historias como las de Karina, que superan las expectativas.
Karina López creció como hija de caficultores en Ibarra, Ecuador. Como muchos jóvenes de su localidad, no veía mucho futuro en la agricultura ni en el producto que cultiva su familia.
¿Cómo se puede hacer del mundo un lugar mejor con café? Con el apoyo de sus padres, RAPCI, organización de cafetaleros a la que están afiliados, y Rikolto, se le dio la oportunidad de participar en una capacitación en cata en Nariño – Colombia. Después de una formación de cuatro meses se convirtió en una talentosa catadora de café.
Mi trabajo es dar una valoración. Dar pautas con las que el caficultor podría mejorar. Creo que en el futuro habrá mucha más gente joven que se involucre en esto. Voy conociendo a personas de mi edad a las que les interesa la agricultura, el barismo, la catación... El café le dio un rumbo diferente a mi vida. Gracias a esto conocí a personas a las que admiro. Karina Lopez, Barista en la cooperativa RAPCIC en Ecuador.
En una región y un sector en los que las oportunidades para las mujeres no son fáciles de conseguir, Karina se encuentra ahora en una posición fuerte. Inmediatamente pudo integrarse al equipo RAPCIC y hoy ayuda a que los agricultores afiliados a la organización (incluidos sus padres) puedan entregar granos de café de mejor calidad, a un mejor precio.
Esto influye positivamente en sus ingresos y también les permite invertir en agricultura sostenible. Todo ello supone una enorme diferencia para la calidad de vida, la biodiversidad y la capacidad de recuperación de la zona de Ibarra.
Ahora Karina comparte sus conocimientos con los socios de la organización y está decidida a seguir creciendo como especialista en café de calidad. Ella continúa sus estudios en alemán e inglés en la universidad, idiomas que le abrirán las puertas del mundo, a la par que obtiene su licencia como Q Grader.
Con el apoyo de Rikolto está poniendo en el mapa a RAPCIC y todo lo que representa.