En el sur de la capital ecuatoriana, Quito, una iniciativa barrial da vida a un proceso participativo en el que tanto consumidores como productores fortalecieron vínculos que trascienden la compra y venta de productos agroecológicos, conformando un espacio de formación y construcción de consumo responsable, prácticas sostenibles y resilientes.
En 2017, después de varias experiencias personales y de grupo, se concibió un modelo de economía social y solidaria que tenía como objetivo principal promover y consumir alimentos sanos, directamente de los productores. Fue así como se conformó la Cooperativa de Consumidores.
Cada una de las características fue definida de manera participativa y desde un inicio se determinó la realización de asambleas semestrales en las que consumidores y agricultores fijan los precios de los productos, de los productores y se define un porcentaje para la distribución, pero ese monto no puede encarecer o dejar sin acceso a los consumidores de los sectores más vulnerables, porque el lema es: “alimentarse sano y sin exclusión”, así lo explica Roberto Guerrero, gerente de la Cooperativa Sur-siendo Redes y Sabores.
Han transcurrido tres años de este proceso autónomo de formación y participación barrial, en los que la Cooperativa probó alternativas con base a las necesidades y realidades de los actores involucrados. Así, por ejemplo, a las ferias, los grupos de distribución de canastas colectivas y la biotienda, se sumaron acciones de educomunicación y activaciones para promover el consumo responsable.
La Cooperativa generó una incidencia positiva en el consumo de productos sanos y accesibles, en varios barrios del sur de la capital en un espacio en el que eran escasos o inexistentes porque se consideraban más caros o por desconocimiento de sus beneficios.
“Con Rikolto estamos trabajando para que esos procesos, esos mecanismos, esas estrategias queden sistematizadas con una estructura de gestión interna, con una valoración del trabajo de los compañeros, porque entendemos que eso es parte de volver a la Cooperativa sostenible”
La pandemia del COVID-19 y la decisión gubernamental de limitar la movilidad a fin de evitar una escalada de contagios y pérdida de vidas, cambió radicalmente el panorama y los planes que se habían previsto.
“Entendimos que este modelo sí es resiliente, porque a pesar de todo lo que se tuvo que enfrentar se mantuvieron los canales de distribución y se atendió a las familias”, afirma Guerrero.
Y es que, en pleno confinamiento, la Cooperativa actuó sobre la marcha, respondiendo ante la necesidad de cientos de consumidores en medio de la escasez de alimentos en Quito, recibiendo los pedidos por celular, gestionando espacios de acopio y distribuyendo los pedidos de las canastas agroecológicas.
Es en la feria en la que se consolidan estas relaciones, en donde se desarrolla esta dinámica de consumo cara a cara y de acceso a la alimentación sana y justa. No obstante, también junto a Rikolto se analizan las líneas de comercialización en volúmenes mayores para aliviar los costos de logística.
Roberto destaca una encuesta realizada por la Universidad Indoamérica, según la cual 150 familias han cambiado sus hábitos alimenticios y son consumidores fijos. Un 60% de las personas que saben sobre los productos agroecológicos cambiaron sus dietas y un 41% indica que estos nuevos hábitos y prácticas cotidianas las aprendieron a través de las activaciones que impulsa la Cooperativa.
“Entendimos que este modelo sí es resiliente, porque a pesar de todo lo que se tuvo que enfrentar se mantuvieron los canales de distribución y se atendió a las familias”.
Roberto Guerrero
Gerente Cooperativa Sur-Siendo
Gabriela comenta que, ante la emergencia, la Cooperativa reaccionó sola y a través de ese “arraigo social” que fue construido en todos estos años, se realizó el acopio en casa de los vecinos hasta conseguir la casa barrial y, en paralelo, gestionó los recursos de manera estratégica, implementó formularios digitales y el diseño de la tienda virtual por medio de la cual se hacen los pedidos en línea mejorando la estructura comercial y la calidad de servicio al cliente.
Relata que para 2020, se preveía el fortalecimiento del modelo de ferias más grandes, como el Festival Madre Tierra que en 2019 registró ingresos por 15 mil dólares en una jornada en la que se contó con eventos musicales, artísticos y culturales, capacitaciones y la participación de más de 40 productores y 300 familias consumidoras.
Este año también se formalizó la vinculación con Rikolto a través del programa “Sistemas Alimentarios Sostenibles y Resilientes (SAS)”, lo que para Guerrero representa una gran oportunidad que se basa en la confianza para desarrollar nuevas alternativas y avanzar en el proceso que se ha desarrollado de manera autónoma.
La biotienda que surgió como una alternativa de trabajo para las compañeras de la Cooperativa, hoy podría ser también una estrategia que permita sostener el modelo a través de un proceso de franquicias sociales.
Roberto precisa que aún están analizando y diseñando el modelo más adecuado porque no existen muchas experiencias en este sentido; para él lo más importante es que el esquema de comercialización mantenga intacto el espíritu de esta iniciativa.
Comenta que en Colombia existen experiencias similares en las que la franquicia es propiedad de empresas de economía social y solidaria y el manejo en su estructura tiene mecanismos de solidaridad y apoyo para la capitalización de las familias.
El modelo de franquicia, además de ser un punto de promoción, en términos de venta debe ser un medio de generación de conocimiento, debate y educación en torno a la alimentación y a la soberanía alimentaria, así mantendrá su esencia y será un vehículo para difundir la visión de la Cooperativa.
Adicionalmente, están pendientes certificaciones, comercialización en mayores volúmenes como parte del sistema de distribución y fortalecimiento de los canales, acciones que según Roberto son motivantes porque “existe esa sintonía y posibilidad”, señala al referirse al apoyo de Rikolto.
“Hemos cumplido nuestra misión social, seguimos alimentándonos sano y llevando alimentos saludables para todos al sur (…) Después como Cooperativa de Economía Social y Solidaria hay retos que hay que retomar”, concluye Roberto.
“La idea es dejar a la Cooperativa, con toda la documentación financiera, los costos, los planes de negocio, los manuales de marca para que eso se pueda plasmar en los manuales de la franquicia, en los cálculos de costos y una estructura legal que define qué se puede y que no se puede comercializar en estos espacios”, explica Gabriela.
Colaboración: Redacción: Isabel Proanio - Consultora de Comunicación | isabelproaniorivera@gmail.com | Edición y estilo: Natalia Palomino - Comunicadora de Rikolto para Latinoamérica - natalia.palomino@rikolto.org |Revisión: Nataly Pinto - Directora del Programa de Sistemas Resilientes y Sostenibles (SAS) de Rikolto - nataly.pinto@rikolto.org.