¿Y si se pudiera obtener un café que no sólo supiera bien, sino que también contribuyera a mejorar el futuro de las comunidades cafeteras y tuviera menos impacto en el medio ambiente? En el sur de Ecuador, los agricultores utilizan datos de investigación y apoyo académico y técnico, y ponen los «datos en acción» reuniéndose en torno a «escuelas de campo para agricultores» en sus propias parcelas o con sus vecinos. Más información en este artículo.
Las escuelas de campo para agricultores son una forma de profesionalizar las prácticas de producción de las familias campesinas. Esta metodología les permite seguir aprendiendo de quienes más admiran: sus vecinos. Así lo hicieron veinticinco de los mejores productores de la provincia de Zamora Chinchipe, en el cantón de Palanda, Ecuador.
Las Escuelas de Campo fueron organizadas por Rikolto y el Consorcio de Gobiernos Autónomos Provinciales del Ecuador (GONGOPE) en el marco del proyecto «Más café y menos CO2» (COCO2), cofinanciado por el Programa de Acción Climática G-STIC del Gobierno de Flandes. La iniciativa pretendía proporcionar un punto de partida en la región andina meridional de Ecuador y Perú para el desarrollo de estrategias y políticas que permitan un café neutro, de acuerdo con las normas y certificaciones internacionales de prácticas respetuosas con el medio ambiente.
En los últimos años, el sur de Ecuador ha ganado reconocimiento por su café galardonado en festivales. Hoy, está ganando aún más reconocimiento gracias a la primera exportación de café libre de deforestación del país a Europa. Este es el resultado de una alianza entre la Asociación Agroartesanal de Productores Ecológicos de Palanda (APECAP) y ProAmazonía (liderada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería y el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica de Ecuador).
"Con el proyecto COCO2 trabajamos en la misma línea, que es conseguir una producción sostenible realizando un estudio de Análisis de Ciclo de Vida (ACV) en las parcelas de café», subraya el coordinador del proyecto de Rikolto, Ricardo Garcés. «Imaginemos comparar dos tipos de café: uno puede requerir más agua y fertilizantes para crecer, mientras que el otro puede tener que viajar más para ser transportado. Un estudio de ACV mostrará cuál tiene una mayor huella ambiental»".
«Imagínese comparar dos tipos de café: uno puede necesitar más agua y fertilizantes para crecer, mientras que el otro puede tener que viajar más para ser transportado. Un estudio de ACV mostrará cuál tiene una mayor huella ambiental».
Como parte del proyecto COCO2, la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL) llevó a cabo un estudio de campo utilizando evaluaciones del ciclo de vida en nueve granjas locales de Ecuador para informar sobre el desarrollo del programa de formación Escuelas de Campo para Agricultores. Con el apoyo de una investigación de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), el proyecto analizó los impactos ambientales, las vulnerabilidades, los mecanismos de reducción de gases de efecto invernadero y el potencial de secuestro de carbono de la cadena del café.
Los agricultores y técnicos aprendieron temas clave como el Análisis del Ciclo de Vida y la planificación de sistemas agroforestales, así como nuevas técnicas de producción de café y métodos de diversificación de cultivos como el plátano, la yuca y el maíz. Una de las conclusiones del estudio es que las huellas de carbono pueden variar mucho dentro de una misma zona de producción. Esto subraya la necesidad de soluciones a medida, en este caso para la producción de café ecológico.
Aunque no existe una norma regional, el estudio coincide con otros similares realizados en la región -y con tendencias más amplias- al identificar como principal fuente de emisiones el óxido nitroso degradable procedente de fertilizantes orgánicos (biol, materia orgánica y combustibles fósiles) y del control de plagas.
De octubre a diciembre de 2023, durante 40 días, las Escuelas de Campo para Agricultores se convirtieron en espacios de empoderamiento. Se realizaron talleres donde los productores de café, entre ellos algunos ganadores de concursos nacionales como la Copa de Oro, experimentaron en el campo con el método «aprender haciendo».
Como resultado, los participantes pudieron mejorar el rendimiento de sus granos y repetir su éxito en la zona, con la participación de sus familias en los talleres. Se desarrollaron conocimientos técnicos sobre diseño de explotaciones agroforestales, agroforestería y neutralidad de carbono, bioinsumos, diversificación de cultivos orgánicos y gestión de animales. Todas ellas son prácticas para conservar los bosques y añadir valor al producto.
La experiencia de los productores les permite adoptar prácticas concretas y sencillas, con bajos costes económicos y de infraestructura, pero con excelentes resultados de rendimiento para el cereal líder de la zona. Algunos ejemplos son la poda y el cálculo de las cantidades necesarias para aplicar insumos orgánicos como bocashi y bioles en los cafetales. Los agricultores se muestran muy motivados y receptivos a las escuelas de campo. Adquieren nuevos conocimientos, aprenden prácticas medioambientales y experimentan con sus propios productos para venderlos en el mercado del café, además de participar en concursos.
«He aprendido la importancia de la reforestación en el proceso del café para asegurar el producto y su calidad para posicionarlo», dice Diana Merino, productora de APECAP. «Ha sido una experiencia maravillosa conocer las fincas de otros productores. Las Escuelas de Campo proponen un intercambio vivencial entre productores, en este caso participantes, ganadores de diferentes eventos de cafés especiales que compartieron sus experiencias en fincas y espacios productivos. Adultos y jóvenes aprendieron sobre temas urgentes para la rentabilidad de sus cultivos, de acuerdo a sus demandas y necesidades en un formato muy participativo y práctico», señaló Diego Bermeo, facilitador de la primera edición de las escuelas.
Finalmente, el intercambio y diálogo entre productores no sólo ha fortalecido el conocimiento de buenas y nuevas prácticas, sino también la confianza y amistad entre ellos, razón de ser de la metodología vivencial. «Cada colega tiene su forma de trabajar, incluso yo siempre he trabajado de una forma más tradicional», explica Harvey Merino, Presidente de APECAP. «Con mis colegas y el guía hemos aprendido todos de todos".
¿Quiere saber más? Póngase en contacto con nuestro colega Ricardo Garces (Coordinador de proyectos de cacao y café - Rikolto)
Editores de la versión inglés: Natalia Palomino (Comunicaciones en Latinoamérica - Rikolto), Selene Casanova (Comunicación Internacional - Rikolto).
Fotógrafo: José Quintana.