En Ecuador, las provincias de Esmeraldas, Carchi e Imbabura cuentan con un importante patrimonio natural y turístico, además de ser zonas emblemáticas de cultivo de café y cacao. A pesar de dinámicas propias de cada cadena, existen características y problemáticas comunes. Un grave problema es el relevo generacional con pocos jóvenes directamente vinculados a las dos cadenas productivas. Las mujeres, a pesar de contribuir a lo largo de toda la cadena de valor del cacao y del café, no participan en los espacios de decisión de iniciativas productiva y/u organizacionales y su trabajo es invisibilizado. El proyecto liderado por COSPE y ejecutado en alianza con Rikolto propone contribuir a reducir la pobreza, mejorar los ingresos económicos y las condiciones para la vida digna de las familias de productores de pequeña escala de la Región Norte del Ecuador, con una mirada inclusiva.
Las provincias de Esmeraldas, Carchi e Imbabura se caracterizan por altos niveles de pobreza y las cadenas de cacao y café representan una estrategia para el desarrollo de los territorios, como alternativa más rentable a los cultivos tradicionales de la región y como alternativa sostenible a otras actividades económicas con impacto negativo en el ambiente y en el tejido social de territorio.
El café y el cacao de las tres provincias tienen características organolépticas muy valoradas en el mercado nacional e internacional, aptas incluso para mercados especiales. Sin embargo, los productores siguen enfrentando dificultades que limitan sus ingresos y su participación a los beneficios a lo largo de las cadenas en términos de baja productividad, renovación de plantaciones y por la precariedad de los procesos de poscosecha. Las asociaciones cuentan con infraestructura para el acopio y/o la transformación, pero en muchos casos funcionan de forma ineficiente por falta de capacidades técnicas, de modelos de gestión y de estrategias comerciales.
La volatilidad de los precios afecta al pequeño productor y a las asociaciones, que además en temporada de cosecha no tiene el capital para garantizar la compra del producto a todos sus asociados, obligando el productor a relacionarse con intermediarios locales. Además, en las dos cadenas las asociaciones presentan debilidades socio-organizativas y a nivel de gestión empresarial que limitan la venta de forma asociativa sin contar con planes estratégicos, de negocios o de mercadeo; lo que afecta las relaciones formales con compradores.
Para poder incidir de una manera más efectiva en políticas publica, las asociaciones tienen capacidad limitada de actuar en red y mejorar su representatividad.
Frente a los retos descritos, Rikolto fue responsable de la ejecución en resultados vinculados a las actividades de profesionalización de las asociaciones, el fortalecimiento de espacios de diálogo e intercambio y la promoción de negocios inclusivos. Nos propusimos:
La pandemia coincidió con el inicio del proyecto y magnificó los problemas existentes para la producción y comercialización del café y del cacao en la zona. Por la incertidumbre en el mercado nacional e internacional, por miedo o por las dificultades que enfrentaron los negocios para generar ganancias, muchos productores perdieron el interés o no pudieron continuar con el acopio y la venta asociativas. Pero no las mujeres. Conoce la experiencia de ASOMURCHOQ frente a la adversidad.
El proyecto tuvo como reto fortalecer las capacidades organizacionales en café y cacao. El interés y visión de los jóvenes fue fundamental para fortalecer el negocio en una organización histórica del Valle del Intag como AACRI.